Dueñas de su destino
Florencia levantó la mano para decir: “Yo quiero ser piloto aviador” y su maestra de primaria se burló. Tal disparate no podía decirlo una alumna del Instituto Teresa de Cepeda y Ahumada, escuela sólo para niñas en la Ciudad de México. “Me dejó la espina de saber por qué había trabajos para hombres y mujeres”, recuerda Florencia Serranía, que 10 años más tarde sería una de dos mujeres en la carrera de ingeniería mecánica que se especializó luego en ciencias de los materiales. Esta profesionista, de 43 años, burló todos los estereotipos: como investigadora de la UNAM desarrolló hace unos años un modelo de vehículos de transporte público eléctrico y desde 2004 es la directora general del Metro en la Ciudad de México, un puesto que parecería natural para un varón.
El suyo es un caso excepcional. Expansión encontró que hay pocas mujeres en áreas que saltan al imaginario como varoniles. “Las mujeres sobresalen en actividades que son consideradas femeninas, y las empresas reproducen lo que hay en la sociedad”, explica Zabludovsky.
De acuerdo con la investigación de Expansión, 51% de las altas ejecutivas tienen puestos en la dirección de relaciones públicas, mercadotecnia o recursos humanos. En alto contraste, sólo 8% están en la dirección de finanzas, 6% en el área comercial y 3% en operaciones. “El enfoque profesional de las mujeres se vuelve un ‘techo de cristal’”, refiere Ana Baños, de Deloitte. En su opinión, las mujeres necesitan estudiar más temas de estrategia, finanzas, presupuesto, gobernabilidad y planeación porque son los conocimientos que necesitan para dirigir una empresa.
¿Y cómo hace Florencia Serranía para navegar en ese mundo? Sus técnicas no son tan dulces como su nombre. A su arribo al puesto, descubrió que todos los ingenieros que le reportaban le echaban la culpa a los trabajadores. Y ella cambió la regla: antes de sancionar a un trabajador de base, el funcionario tenía que rendir cuentas. “El día que se sancionó al primer responsable por incumplimiento, sin goce de tres días de sueldo, se acabaron los pretextos”, asegura esta madre de dos pequeñas de 11 y ocho años.
Para ella, la fuente del poder está en dos secretos: la transparencia y el dominio técnico. La autoridad se logra y sostiene mediante la rendición de cuentas, la medición de resultados, y el conocimiento. “Tengo la autoridad moral porque soy técnica. Nadie me echa rollo porque les demuestro lo contrario”.
Selene Ávalos es otra mujer en el ranking que, como Serranía, está en un cargo y en un área que normalmente ocupan hombres. Ella es la directora de Finanzas y consejera de la constructora de vivienda Urbi, con sede en Mexicali, la tercera desarrolladora más grande del país.
A sus 37 años, esta sonorense no entiende de techos ni barreras. “Lo único que necesitas para trabajar es un contacto para el cable de la computadora”, resume. Cuando hace 10 años entró a trabajar a la firma, Julio Hurtado, el tesorero de la empresa le dijo: “A mí no me gusta trabajar con viejas”. Selene se rió, y desechó en el acto el comentario. “Sólo escucho lo que me conviene”, asegura la egresada de ingeniería industrial de la Universidad de Sonora y con dos maestrías, una en Alta Dirección del IPADE y otra en Finanzas Corporativas de Cetys Universidad.
Ávalos es madre de dos niños, y entiende que lo más importante es saber administrar el tiempo. Todo lo demás es posible. “Los límites los tenemos en la cabeza. De niñas, leemos cuentos y pensamos que un príncipe azul nos va a rescatar”, afirma.
Pero otras mujeres opinan que el de los negocios es un mundo masculino. “Hay que pensar y actuar como hombres”, dice la publicista Ana María Olabuenaga. Su estrategia para dirigir la agencia Olabuenaga Chemistri es ser como ellos: agresiva, hacer conquistas constantes y ser fría en las decisiones.
Aunque prefieren modos y estrategias diferentes, Ávalos y Olabuenaga rechazan participar en el mundo que está fuera de la oficina y donde los hombres suelen cerrar muchos tratos: los bares, los campos de golf y hasta el table dance. “Yo no cierro ningún negocio en un ambiente informal”, dice Selene Ávalos, quien lanzó Urbi a la bolsa en 2004 y que fue considerada como la colocación del año.
Con todo, para escalar, las mujeres deben aprender a convivir con sus colegas masculinos. “El estilo debe ser muy inteligente, no de confrontación sino de negociación con el varón”, explica Julieta Manzano, de Mercer
El suyo es un caso excepcional. Expansión encontró que hay pocas mujeres en áreas que saltan al imaginario como varoniles. “Las mujeres sobresalen en actividades que son consideradas femeninas, y las empresas reproducen lo que hay en la sociedad”, explica Zabludovsky.
De acuerdo con la investigación de Expansión, 51% de las altas ejecutivas tienen puestos en la dirección de relaciones públicas, mercadotecnia o recursos humanos. En alto contraste, sólo 8% están en la dirección de finanzas, 6% en el área comercial y 3% en operaciones. “El enfoque profesional de las mujeres se vuelve un ‘techo de cristal’”, refiere Ana Baños, de Deloitte. En su opinión, las mujeres necesitan estudiar más temas de estrategia, finanzas, presupuesto, gobernabilidad y planeación porque son los conocimientos que necesitan para dirigir una empresa.
¿Y cómo hace Florencia Serranía para navegar en ese mundo? Sus técnicas no son tan dulces como su nombre. A su arribo al puesto, descubrió que todos los ingenieros que le reportaban le echaban la culpa a los trabajadores. Y ella cambió la regla: antes de sancionar a un trabajador de base, el funcionario tenía que rendir cuentas. “El día que se sancionó al primer responsable por incumplimiento, sin goce de tres días de sueldo, se acabaron los pretextos”, asegura esta madre de dos pequeñas de 11 y ocho años.
Para ella, la fuente del poder está en dos secretos: la transparencia y el dominio técnico. La autoridad se logra y sostiene mediante la rendición de cuentas, la medición de resultados, y el conocimiento. “Tengo la autoridad moral porque soy técnica. Nadie me echa rollo porque les demuestro lo contrario”.
Selene Ávalos es otra mujer en el ranking que, como Serranía, está en un cargo y en un área que normalmente ocupan hombres. Ella es la directora de Finanzas y consejera de la constructora de vivienda Urbi, con sede en Mexicali, la tercera desarrolladora más grande del país.
A sus 37 años, esta sonorense no entiende de techos ni barreras. “Lo único que necesitas para trabajar es un contacto para el cable de la computadora”, resume. Cuando hace 10 años entró a trabajar a la firma, Julio Hurtado, el tesorero de la empresa le dijo: “A mí no me gusta trabajar con viejas”. Selene se rió, y desechó en el acto el comentario. “Sólo escucho lo que me conviene”, asegura la egresada de ingeniería industrial de la Universidad de Sonora y con dos maestrías, una en Alta Dirección del IPADE y otra en Finanzas Corporativas de Cetys Universidad.
Ávalos es madre de dos niños, y entiende que lo más importante es saber administrar el tiempo. Todo lo demás es posible. “Los límites los tenemos en la cabeza. De niñas, leemos cuentos y pensamos que un príncipe azul nos va a rescatar”, afirma.
Pero otras mujeres opinan que el de los negocios es un mundo masculino. “Hay que pensar y actuar como hombres”, dice la publicista Ana María Olabuenaga. Su estrategia para dirigir la agencia Olabuenaga Chemistri es ser como ellos: agresiva, hacer conquistas constantes y ser fría en las decisiones.
Aunque prefieren modos y estrategias diferentes, Ávalos y Olabuenaga rechazan participar en el mundo que está fuera de la oficina y donde los hombres suelen cerrar muchos tratos: los bares, los campos de golf y hasta el table dance. “Yo no cierro ningún negocio en un ambiente informal”, dice Selene Ávalos, quien lanzó Urbi a la bolsa en 2004 y que fue considerada como la colocación del año.
Con todo, para escalar, las mujeres deben aprender a convivir con sus colegas masculinos. “El estilo debe ser muy inteligente, no de confrontación sino de negociación con el varón”, explica Julieta Manzano, de Mercer
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