Sin titubeos
Claudia Flores, una diseñadora de 28 años, decidió presentarse en la oficina del dueño de Grupo Autofin, Juan Antonio Hernández. Sólo quería preguntarle por qué en los últimos meses hubo tres cambios de gerencia en su área y qué iba a sucederle a su equipo. “Me temblaban las piernas”, dice Flores. Pero el esfuerzo valió la pena, a los tres meses fue nombrada gerente, posición que ocupó durante cinco años y hace cuatro meses que dirige la mercadotecnia de Banco Autofin.
Para llegar ahí, alzó por años la mano para asignarse todas las tareas voluntarias: desde tomar fotos el fin de semana hasta organizar la inauguración de una feria o la imagen corporativa de una competencia de autos. “Siempre levanto la mano para otros proyectos”, confiesa la ejecutiva más joven del ranking de Expansión.
A Teresa Garza, de Grupo Salinas, esa historia le suena familiar. “Tenemos que hacer más para ser consideradas. Si tú no levantas la mano y dices ‘yo quiero el puesto’ no te toman en cuenta”, dice la ejecutiva, originaria de Sabinas, Coahuila, y cuya familia opera minas de carbón.
Los especialistas coinciden con esta apreciación. “La presión social hace que la mujer sea más productiva”, considera Julieta Manzano, directora comercial de la consultora de Recursos Humanos Mercer de Deloitte. Y Ana Baños ironiza: “Igualdad habrá cuando haya mujeres incapaces en puestos importantes. Porque todavía hay muchos hombres incapaces en cargos altos pero como mujer tienes que ser capaz”.
Por eso, las empresas que tienen mayor presencia femenina en sus cargos más altos son consideradas ‘meritocráticas’. “Nos fijamos en la capacidad de las personas, independientemente de su sexo”, dice Enrique Mendoza, director de Recursos Humanos de El Palacio de Hierro, donde las mujeres están al frente en 33% de los cargos altos.
“Si los altos directivos supieran que la diversidad ayuda a la creatividad y al crecimiento, harían prácticas diferentes”, sostiene Claudia Maya, directora de Recursos Humanos de American Express, en donde 43% de las vicepresidencias y 25% de las direcciones están ocupadas por mujeres. Y es que ellas traen un nuevo tipo de liderazgo. Tienen inteligencia emocional, son menos jerárquicas y se adaptan más al trabajo en equipo, dijeron los entrevistados.
Algo está cambiando. El estudio de Expansión permite inferir que las mexicanas han comenzado a romper el ‘techo de cristal’ y es cuestión de tiempo para que más de una ocupe la cabeza de una empresa. “A muchas mujeres de mi generación les tocó ser la única mujer en la sala de juntas o en la empresa”, dice Olabuenaga, que se casó con un hombre menor y ex subordinado suyo. “No es una relación típica en este país”, reconoce. Su vida profesional es igual de atípica. Al mes de tomar las riendas de Noble D’Arcy, se enteró que la empresa estaba en números rojos. Un año le costó levantarla y dejarla en ceros. En eso estaba cuando recibió la noticia que Publicis Groupe cerraba Noble a nivel mundial.
Tres días se tumbó en el sillón rojo de su oficina. Hasta que pensó: “¿Y por qué voy a aceptarlo?” Ese día, invitó al director mundial del grupo y le pidió una oportunidad para crear un negocio rentable. Cuando logró la cita, hizo la propuesta sin titubeos: convertirse en socios de la agencia Olabuenaga-Chemistri. Por eso, la publicista que desea enfrascar el “olor a nuevo” en un cartel de El Palacio de Hierro, ahora también dice: “Hablemos de negocios”, el lema de la campaña de Nextel.
Para llegar ahí, alzó por años la mano para asignarse todas las tareas voluntarias: desde tomar fotos el fin de semana hasta organizar la inauguración de una feria o la imagen corporativa de una competencia de autos. “Siempre levanto la mano para otros proyectos”, confiesa la ejecutiva más joven del ranking de Expansión.
A Teresa Garza, de Grupo Salinas, esa historia le suena familiar. “Tenemos que hacer más para ser consideradas. Si tú no levantas la mano y dices ‘yo quiero el puesto’ no te toman en cuenta”, dice la ejecutiva, originaria de Sabinas, Coahuila, y cuya familia opera minas de carbón.
Los especialistas coinciden con esta apreciación. “La presión social hace que la mujer sea más productiva”, considera Julieta Manzano, directora comercial de la consultora de Recursos Humanos Mercer de Deloitte. Y Ana Baños ironiza: “Igualdad habrá cuando haya mujeres incapaces en puestos importantes. Porque todavía hay muchos hombres incapaces en cargos altos pero como mujer tienes que ser capaz”.
Por eso, las empresas que tienen mayor presencia femenina en sus cargos más altos son consideradas ‘meritocráticas’. “Nos fijamos en la capacidad de las personas, independientemente de su sexo”, dice Enrique Mendoza, director de Recursos Humanos de El Palacio de Hierro, donde las mujeres están al frente en 33% de los cargos altos.
“Si los altos directivos supieran que la diversidad ayuda a la creatividad y al crecimiento, harían prácticas diferentes”, sostiene Claudia Maya, directora de Recursos Humanos de American Express, en donde 43% de las vicepresidencias y 25% de las direcciones están ocupadas por mujeres. Y es que ellas traen un nuevo tipo de liderazgo. Tienen inteligencia emocional, son menos jerárquicas y se adaptan más al trabajo en equipo, dijeron los entrevistados.
Algo está cambiando. El estudio de Expansión permite inferir que las mexicanas han comenzado a romper el ‘techo de cristal’ y es cuestión de tiempo para que más de una ocupe la cabeza de una empresa. “A muchas mujeres de mi generación les tocó ser la única mujer en la sala de juntas o en la empresa”, dice Olabuenaga, que se casó con un hombre menor y ex subordinado suyo. “No es una relación típica en este país”, reconoce. Su vida profesional es igual de atípica. Al mes de tomar las riendas de Noble D’Arcy, se enteró que la empresa estaba en números rojos. Un año le costó levantarla y dejarla en ceros. En eso estaba cuando recibió la noticia que Publicis Groupe cerraba Noble a nivel mundial.
Tres días se tumbó en el sillón rojo de su oficina. Hasta que pensó: “¿Y por qué voy a aceptarlo?” Ese día, invitó al director mundial del grupo y le pidió una oportunidad para crear un negocio rentable. Cuando logró la cita, hizo la propuesta sin titubeos: convertirse en socios de la agencia Olabuenaga-Chemistri. Por eso, la publicista que desea enfrascar el “olor a nuevo” en un cartel de El Palacio de Hierro, ahora también dice: “Hablemos de negocios”, el lema de la campaña de Nextel.
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